
Con promesa de restauración en Jesucristo nuestro Señor.
Me desperté a golpes. Estaba tirado a la orilla de un camino. Tenía el corazón partido. Lo encontré regado por el suelo, estaba hecho pedacitos, desgarrado por la mentira y el desengaño. Pensé que me moría. Lógico, el corazón en esas condiciones deja de latir.
La ayuda llegó de improviso. Sin sirena, ni luces rojas. Sin casco, ni traje de bombero. Sin bata blanca, ni estetoscopio colgando del cuello. Los primeros auxilios llegaron en forma de obrero, mecánico, albañil, carpintero. Empezaron a trabajar sin mediar palabra. Usaron disolventes, cinceles, martillos. Me terminaron de romper el corazón, al final estaba hecho una piedra inservible y era mejor colocar uno nuevo.
El procedimiento quirúrgico empezó allí mismo. Sin anestesia, oxigeno o medicación. Me arrancaron el rencor, la angustia de NO haberlo tenido nunca, la tristeza del abandono, el sentimiento de culpa, la inocencia perdida, la sensación de soledad profunda, la incapacidad de encontrar una razón para la locura.
Me vi desnudo, cubierto de cenizas, agotado, agobiado, alejado, alarmado, aletargado. En las manos trabajadas del mecánico, del albañil, del chofer de camioneta y del vendedor de cosméticos, empezó a formarse una pieza única. Libra y media de palpitante masa convertida en energía blanca y pura. Un molote de fuerza y luz, una bomba de sangre nueva, distinta, inexplicable.
Me vi muerto. Mejor dicho, EL me encontró muerto. Y puso manos a la obra y puso literalmente obreros a trabajar y con un suave soplo me levantó de la tierra y con una suave risa me llevó a volar. Me sentí saludablemente loco, me sentí nuevamente loco de amor. Hoy, tengo una nuevo despertar. Voy abrir muy bien los ojos, también me cambió los ojos, los oídos, la boca, la piel. Es más, creo que ya no soy yo el que vive en mí.
Ahora pienso vivir en un manicomio, quiero pasarme volando todo el día, riendo todo el día, suave todo el día, amando todo el día.
Esta es mi sana esquizofrenia del corazón.
Me alegra ver que esa cirugía de emergencia ha traido frutos positivos para tu alma y la de la family. Un abrazo!