Tecnología en luz mayor

8 05 2009

Cerré los ojos un segundo. El viaje me pareció que duró mil años. Lloré como niño ante las maravillas que se mostraron con forma de lluvia, gotas de luz y salpicaduras de color.

Una sensación de paz me invadió. Sentí que nada me faltaba, sentí que todo estaba bien.

Ante mi se mostró su hermosura. Una belleza idescriptible de fuego y amor. Una pasión, una dulce locura, un éxtasis pleno, sin remordimientos, sin mentiras, sin traiciones. 

Cada vez que me conecto con El, se dispara la sinfonía del Eterno, en un despliegue de notas altas, en utravioletas.





Mi Salvador

6 03 2009

La noche se extendió de una manera inimaginable. Horas de frío, horas de temor, horas extras, oras y oras, si es que todavía te recuerdas como orar. Al principio uno cree que no se corre ningún peligro. Al principio uno cree que puede solo, que no se corren riesgos, que los monstruos no existen, el destructor es un mito, que jack el destripador desapareció hace mucho tiempo. La verdad es que nadie puede imaginar los riesgos a los que te ves enfrentado cuando viajas por la tierra.

Al cruzar una de las esquinas, empecé a sentir adormecidos los labios, un extraño virus se apoderó de mis ojos, me nubló la vista y me impidió notar que detrás de un montón de basura se encontraba la sombra más extraña que se pueda imaginar. Un frío de muerte llenó la oscuridad y la verdad, yo ni siquiera noté la baja temperatura, mi piel estaba también insensible.

La sombra se movió sigilosamente, se deslizó por debajo de rincones y rendijas, atacó sin misericordia mi memoria. Se apoderó de mi identidad, se apoderó de mis valores más preciados, empezó a devorar mi paz, mi amor, mi gozo, mi esperanza. Al instante me sentí muy débil. Una tristeza ridículo entró de frente en mis ganas de seguir. Una amnesia de la dirección a dónde me dirigía me invadió. Perdí el rumbo, extravíe el camino, olvidé cuál es la dirección de mi hogar y no lograba recordar ni siquiera mi nombre.

La sombra se multiplicó en número y tamaño. Me cargó con cadenas, me rodeo con ataduras, me golpeó en la cara y me empezó a arrancar pedazos. Me llené de heridas, perdí mucha sangre, mucho de todo.

De pronto sentí un terrible golpe en lo más intimo de todo mi ser. Me sentía tan falto de fuerzas que sólo tenía ganas de dormir. Me busque en las bolsas algo para comer, nada. Me busque en la billetera dinero para comprar algo de beber y nada. Todo estaba vacío.

De pronto se presentó EL. Llegó majestuoso, rodeado de luz, infinito en poder. Me llenó en un segundo con lo perdido en años. Se mostró con autoridad de maestro, de libertador, de médico especialista en traumas severos.

Con una espada de fuego atravesó las sombras, con una majestad inigualable desarticuló todo el ataque del enemigo. Los derrotó con su mirada y con sólo mostrarles la grandeza de su amor.

Me sentí a salvo, me sentí protegido, me sentí rescatado. Me llevó de regreso a casa, me entró con Papá y lo ayudó a bañarme para quitarme toda la suciedad acumulada por la revolcada que recibí en mi caminar en la oscuridad de la noche destructora del mundo. Me pusieron ropa nueva, me calzaron los pies cansados con sandalias suaves y cómodas. Me llamaron por mi nombre y fue allí que recuperé mi identidad perdida.

Cuándo le pedí a mi Papá que me explicara quién es mi Salvador, sonó en mi corazón el nombre más maravilloso que jamas escuche. Un nombre Santo, un nombre Sano, un nombre Sobrenatural, un nombre Salvador… JESUCRISTO.

A partir de ese momento, me quedé Sorprendido, ahora además de mi Salvador y Super Héroe, EL es mi amigo. Gracias mi SALVADOR JESUCRISTO. Grande eres tu, grande es tu gloria, grande es tu amor, grande son tus obras.

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